El artículo sostiene la tesis que los gremios empresariales configuraron desde los setenta y hasta iniciados los noventa, una acción de “bloque” orgánico e ideológico basado en un “principio de identidad” que los autodefine como los actores principales del desarrollo, lo que explica su integrismo en defensa del “modelo neoliberal”. Posteriormente, como consecuencia de los nuevos desafíos que comienza a enfrentar el país, esta acción de bloque ideológico integrista pierde eficacia, y emerge un nuevo liderazgo empresarial más pluralista que da lugar a una nueva orientación de los gremios empresariales, que es parte de un proceso más amplio de re–configuración del sistema de relaciones políticas, económicas y sociales en el país.